
Autor del articulo analizado: José A. PAGOLA
En el proceso de modernización que vive el mundo actual se ha desatado con gran admiración una gran apatía a lo religioso. El desarrollo científico y tecnológico esta borrando en el hombre la necesidad de buscar la relación con lo trascendente, provocando un clima de indiferencia y apartando a éste de sus creencias religiosas asumido por la comodidad y lo material.
El desarrollo de tal fenómeno ha provocado la llamada crisis de Dios. La fe en Dios parece diluirse en la conciencia del hombre moderno, proponiéndolo como algo del pasado que perdió su significado. Tal suceso no corresponde únicamente a un solo ámbito religioso sino que abarca todas las creencias de distintas índoles en el hombre.
De esta manera la gente se ha ido familiarizando con la cultura de la ausencia de Dios; convivimos con personas a las que Dios no atemoriza ni atrae. No cuestiona ni fascina. Sencillamente las deja indiferentes; pero esta situación esta preocupando a un cierto porcentaje en la sociedad.
¿Cómo vivir la experiencia de Dios en medio de una noche tan oscura?, ¿Cómo invocar a quien parece tan ausente? La respuesta a estas interrogantes las da la misma sociedad expresada en el nihilismo que traduce la apatía total en este caso a lo religioso; el nihilismo moderno esta invitando a la razón a asumir su propia debilidad, que es reconocer su finitud y recuperar su dimensión de apertura al Misterio.
K. Rahner expresa que la sociedad que aun vive en la relación con lo trascendental deben avivar de forma perseverante la presencia de Dios y no corresponder a una imagen de Dios muerto sino que aun late en el corazón de la humanidad ya que sin experiencia de Dios no habrá creyentes.
Por tanto el trabajo pastoral de estos tiempos expresados por el autor (José A. Pagola); más que trasmitir doctrinas, debe esforzarse por hacer la experiencia originaria de los discípulos que acogieron al Hijo del Dios vivo encarnado en Jesucristo por nuestra salvación y que a pesar de un modernismo rodeado de distintos desarrollos con positivos y negativos; Dios nos sigue viniendo en lo oculto de esa vida de cada día, hecha por lo general de experiencias rutinarias, de ocupaciones y deberes monótonos, de gozos y sin sabores, de encuentros y de experiencias múltiples.
De esta forma dando respuestas a los más necesitados a ejemplo del crucificado sin cruzarnos de brazos esperando que organizaciones resuelvan a paso lento las dificultades del hombre, porque el camino que conduce hacia Dios no es ya el que va de la tierra al cielo pasando por el templo, sino el camino que Jesús ha tomado para llegar a los vencidos de la historia; y así ya no ser testigos de la noche sino de la Luz.
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